Mucho más que un Cenote
Zazil Tunich: Primer Cenote-Museo de Yucatán
Una familia, una visión, arte natural y una cultura que sigue viva
El comienzo de todo (una familia)
En Yucatán existen más de 8,000 cenotes, y la mayoría han sido transformados en balnearios turísticos, perdiendo con ello parte de su esencia natural y espiritual. Pero nuestra historia empieza cuando decidimos hacer lo contrario: rescatar la esencia sagrada del inframundo maya y devolverle su significado ancestral a nuestro cenote.
Nuestra familia, compuesta por seis integrantes de distintas edades e ideas, vivía en la ciudad y buscaba un lugar cercano donde pasar los fines de semana en la naturaleza. Fue así que, en el verano de 2009, encontramos un terreno con ruinas de una noria, vestigios de la Guerra de Castas, una antigua casona casi destruida y un agujero en la tierra casi enterrado.
La mayoría lo habría descartado. Nosotros vimos un misterio por descubrir.
Un llamado desde las profundidades (una visión)
Entre piedras, maleza y toneladas de lodo, descendimos por primera vez por un agujero olvidado que nos llevaría a la fuente de agua de la noria destruida. Llegamos a 20 metros bajo tierra, entre cerros de tierra y piedras amontonadas por un derrumbe que al parecer había ocurrido. Ahí se encontraba el agua, con muy poca circulación, que ocultaba un secreto milenario.
A un lado, mirando al fondo de la caverna, se podían ver piedras y sombras que generaban las lámparas que usábamos para iluminar el descenso, así como las estalactitas y estalagmitas que la naturaleza llevaba más de medio millón de años esculpiendo.
En ese instante supimos que no era solo un cenote casi enterrado: era un santuario escondido que debíamos rescatar. Entendimos que, más que adquirir un terreno, habíamos encontrado un lugar que nos eligió a nosotros para redescubrirlo.
Nuestra casa de fin de semana… que se convirtió en legado (una familia)
Al principio solo queríamos construir una casa familiar para los fines de semana, pero con cada piedra retirada, cada canal de agua restaurado y cada espacio iluminado, íbamos descubriendo que el lugar tenía algo que contar al mundo. Todo parecía indicar que, durante la Guerra de Castas de Yucatán en 1847, este lugar había sido ocultado a propósito al ser abandonado.
Con el paso del tiempo, Zazil Tunich dejó de ser solo un plan de descanso y se transformó en un proyecto que inspiró a toda la familia. A pesar de nuestras diferencias, estilos de vida y sueños personales, coordinarnos no fue fácil: hubo desacuerdos, desafíos, sacrificios. Fue la visión empresarial del líder familiar, Armando Geded, la que marcó una pauta a seguir. Todos, con la pasión por preservar este lugar, aprendimos a trabajar como equipo y a fortalecer el respeto que ya teníamos por la naturaleza, por las obras de arte formadas durante miles de años y por nuestra cultura maya. Fue todo eso junto lo que hoy nos hace únicos como producto turístico.
Nace el primer Cenote-Museo de Yucatán (obras de arte natural)
El trabajo fue arduo: sin maquinaria, sin experiencia, sin mucho dinero, sin certeza. Durante 8 años, nuestra voluntad, esfuerzo físico y profundo respeto por el entorno nos permitieron, palada a palada, retirar piedras y lodo hasta rescatar el cauce del río subterráneo. Poco a poco, el agua volvió a fluir.
Las formaciones de piedra comenzaron a brillar, como si el lugar empezara a respirar otra vez. La belleza natural del cenote rescatado, las obras de arte que la naturaleza había construido gota a gota por miles de años y el simbolismo espiritual del Xibalbá —el inframundo maya— nos inspiraron a compartirlo con el mundo.
Así nació Zazil Tunich, el primer cenote-museo de Yucatán: un espacio donde cada visita permite admirar verdaderas obras de arte, recibir una lección de historia y espiritualidad, e inspirar un respeto más profundo por la naturaleza.
Decidimos que el contexto de nuestro concepto turístico sería la mitología maya, con su leyenda del libro sagrado Popol-Vuh y Xibalbá. En este santuario el visitante no solo se adentra 20 metros bajo tierra, sino también al universo simbólico de los antiguos mayas. Aquí, el tiempo se detiene y todo cobra sentido.
Zazil Tunich: “Las piedras iluminadas”
Cuando iluminamos las primeras estalactitas y preguntamos al sacerdote maya que nos ayudaba a descender cómo llamaban a lo que estábamos viendo, respondió en lengua maya: Zazil Tunich, que significa piedras iluminadas o piedras brillosas. Así es como decidimos nombrar el proyecto: un homenaje a las formaciones naturales, al misterio del lugar y a esa luz interior que instalamos, que transformaba la oscuridad en belleza.
Una cultura que sigue viva
Nuestra familia convirtió a Zazil Tunich no solo en un homenaje a la naturaleza, sino también a la cultura maya que sigue viva. Por eso, se ha convertido en una fuente de trabajo para artesanos, cocineras tradicionales y comunidades locales, a quienes ayudamos a revivir y rescatar costumbres y tradiciones que la vida moderna y el turismo masivo han ido borrando.
Fundamos una ONG para apoyar a madres solteras mayas, quienes aportan saberes ancestrales: desde la elaboración de hamacas hasta las recetas originales que servimos en nuestras experiencias.
Zazil Tunich se convirtió en un puente entre el pasado y el presente, entre la tierra y sus guardianes.
Hoy, Zazil Tunich es un destino obligatorio al visitar Yucatán
Hemos construido un lugar de encuentro entre la naturaleza, el arte natural y una cultura maya que sigue viva. Es el lugar ideal para vivir una experiencia sin turismo masivo y que los visitantes a Yucatán deben conocer.
Para las parejas es un verdadero santuario del amor, que ha provocado que muchas decidan sellar su unión con la fuerza de nuestra protectora, la diosa maya del amor, Ixchel, en nuestras actividades de romance.
Encuentro con Xibalbá (Premio Nacional)
En marzo de 2023, en el marco de la feria turística de México, después de 7 años mostrando la experiencia que hemos creado, Zazil Tunich, con su producto Encuentro en Xibalbá (una experiencia a 20 metros bajo tierra), recibió el Premio Nacional a la Innovación Turística. Un reconocimiento al trabajo y pasión por nuestras raíces y cultura maya de nuestra familia.
Lo mejor de Yucatán (reconocimiento del estado)
En 2024, el Gobierno del Estado, por conducto de la Secretaría de Turismo, distinguió a Zazil Tunich como uno de los productos de Lo Mejor de Yucatán.
Definitivamente, es un lugar donde los visitantes se conectan consigo mismos a través de rituales, el sonido del silencio y el agua sagrada que los mayas veneraban.
Es un santuario que respira con cada historia, cada ceremonia y cada familia que decide ser parte de esta visión para vivir la experiencia de un cenote en Yucatán.
No es solo un cenote.
Es una experiencia que transforma.
Aquí no llegas por casualidad. Llegas cuando estás listo para ver lo invisible, sentir lo profundo de una cultura ancestral y conectar con tus emociones.
Zazil Tunich: mucho más que un cenote.
Es un legado familiar, un museo vivo y una entrada al alma de Yucatán.
Fotos de historia



